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EL MAYOR PIRATA DE LA HISTORIA FUE…¡UNA MUJER!

     

Ni Morgan, ni Drake, ni Barbarroja. La medalla de oro de la piratería –por cantidad y calidad– la ostenta Ching Shih (1775-1844), una mujer china de armas tomar que también sería ramera, proxeneta, traficante de opio, legisladora, protofeminista… Una hembra despiadada y exigente capaz de comer ratas con arroz, beber alcohol mezclado con pólvora, casarse con su hijastro, poner en jaque a un Imperio.

EL MAYOR PIRATA DE LA HISTORIA FUE…¡UNA MUJER!

Ching Shih, también conocida como Madame Ching, Hsi Kai, Shih Yang, Kai Ching Yih o Ching Yih Saou, Ching Yih Saoa, Cheng I Sao, Xheng Yi Sao, se convirtió en la pirata de China conocida como Shih Shiang Gu.

Ching Shih era una prostituta antes de casarse con el capitán Cheng I (Zheng Yi), que dirigía una flota pirata. La pareja luchó en una rebelión vietnamita en el bando de Tay-son. En Vietnam adoptaron un niño al que llamaron Chang Pao (Zhang Bao). Antes de que su marido muriese en una galerna en 1807 había formado una coalición pirata de más de 400 barcos y 70.000 marinos. Al final de su carrera Ching Shih dirigía más de 2.000 barcos y algunos la consideran el pirata con mayor éxito de la historia.



Poco después de enviudar se enamoró de su hijo adoptivo, al que ya había convertido en su lugarteniente, y se casó con él, consolidando su dominio familiar sobre la flota.

Ching Shih llegó a elaborar un código de leyes sobre sus subordinados, y que exigía la obediencia plena a los líderes de la flota pirata. Se consideraba un crimen capital desobedecer órdenes. Si una aldea había ayudado regularmente a los piratas, era un crimen capital saquear a sus habitantes. Era un crimen capital robar del tesoro común. Era un crimen capital violar a las mujeres que eran hechas prisioneras. Incluso si la relación sexual era consentida, la pena era la decapitación del violador y la mujer violada era arrojada por la borda.

La flota de Ching Shih realizó muchos actos de pillaje, desde barcos mercantes, pasando por poblaciones costeras o fluviales. El gobierno chino intentó destruir a los piratas en una serie de batallas a lo largo de 1808, pero lo único que consiguieron fue perder barcos que fueron a parar a manos de los piratas. Las pérdidas fueron tan grandes que el gobierno se vio obligado a confiscar barcos privados.

Los verdaderos enemigos de Ching Shih fueron otros piratas, y un rival llamado O-po-tae, que obligó a retirarse a la flota de Ching Shih tras una encarnizada batalla. Temiendo la venganza de la viuda, O-po-tae se presentó ante el gobierno chino y pidió un perdón que le fue concedido.

Ching Shih también buscó el perdón para ella y su flota en 1810, debido a que el gobierno chino preparaba una nueva flota contra ella, y también le fue concedido. Su hijo adoptivo y esposo, Cheung Po Tsai, pasó el resto de su vida en una cómoda posición como funcionario del gobierno, mientras que la viuda murió en 1844 dirigiendo un burdel y una casa de apuestas en la ciudad de Cantón.

 

Publicado el 19/1/2015

     

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1 comentario

Joxi Arkupe

26 ene., 2015 18:59:18

Buen texto. Una buena lección que tumba dos pilares sobre los se suele asentar la Historia: el androcentrísmo que hace que nos fijemos solo en personaje masculinos y el occidentalísmo que nos hace pensar que somos el ombligo del mundo.

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